Quienes conocen la historia, nos aseguran que esta Fiesta conmemora la Aparición de la Virgen, en la localidad del mismo nombre, a un pastor de Velilla de la Reina, hace ahora quinientos años y también nos aseguran que celebramos el setenta y cinco aniversario de su Coronación y que tal Señora se acerca a la Ciudad de León cada veinticinco años, según las costumbres, para proclamar su Señorío sobre las Tierras Leonesas, que en su Honor se dicen.

       Todos estos datos, hay quiénes los conocen bien y Ellos son la referencia de la tradición, bien defendida por nuestro Alcalde en estos días pasados en los medios de comunicación pues al igual que en el año 2003, con motivo de la excepcional visita de la Virgen del Camino a la Catedral que lleva su nombre, debió protestar enérgicamente, para mantener lo ordenado al caso, ante desconocedores de las costumbres, que invocando su ignorancia o conveniencia, seguramente anteponían los intereses, a la tradición y a los derechos.

       Dicho esto como preámbulo, yo solamente pretendo dejar crónica escrita de lo vivido este día desde dentro de la peregrinación y sin más, empezaré el relato de estos andares.

      Era la una del mediodía, del 7 de mayo del año 2005, Nuestra Señora la Virgen, cumplía con nosotros, haciendo brillar un Sol radiante.    Un puñado de Gentes de Solanilla, éramos recogidos a la entrada del Pueblo por el autobús contratado por los responsables Municipales de Valdefresno, e iniciando su recorrido aquí, pasaría por una decena de Pueblos más, para hacer lo propio, trasladándonos hacia el Santuario de la Virgen del Camino, donde tal Señora nos esperaba, engalanada para la ocasión.     

       Algunas personas se nos adelantarían en el trayecto y ya esperaban allí y otras más, que a buen seguro lo anhelaban, no les sería posible asistir al acontecimiento por diversos motivos, quizás ajenos a sus deseos, pero a buen seguro, que la Madre que nos conoce a todos, les tendría especialmente en su corazón.    

      Como el pasado año 2003 al que me referí, llevamos a su encuentro, las Insignias que heredamos y que nos consta que la acompañaron en ocasiones anteriores, cuando se dignó visitar la Capital de la Provincia, según nos relataron nuestros Padres ya idos y que con tanto amor y cariño hicieron esta ruta, con sus caballos, burras y carros engalanados, que la pasión religiosa les dominaba, en aquellos señalados años.

       Igualmente, proclamando nuestro origen, portamos un nuevo Estandarte, hijo de nuestro Pueblo, para al igual que los participantes de las otras localidades, realzar sobremanera cuanto merece nuestra Señora.

       Pasadas las tres de la tarde y ya la muchedumbre al pie de la explanada, la Virgen Aparece por las escalinatas de acceso al Santuario, haciendo una primera parada obligada, al par de la entrada del Colegio de los PP. Dominicos, para que levantasen Acta  los responsables Municipales de los Ayuntamientos del Voto, de la salida de Nuestra Madre la Virgen del Camino, de su morada permanente en el Santuario, hacia la Ciudad de León, lugar de visita que por unos días tomará por suya, allí en la Santa Iglesia Catedral, a cuya dedicación se acoge y en la que quedará expuesta a la veneración del público.

        Así pues, se empieza a organizar la comitiva en la calle principal y encabezan esta incipiente odisea, una treintena de Pendones de las más variadas Comarcas Leonesas, encabezados por el Pendón de Tierra (de la Tierra, así llamado), empezándose a dibujar en el horizonte y así por toda la tarde, una verdadera estampa en la que el Cielo se recorta, peinado por las crestas de las telas de seda que ondean al viento y al par que muestran sus coloridos  amarillos, rojos, verdes, cremas o violetas, no por uniformes, son menos llamativos.  

        A sus pies, una pléyade preferentemente de Gentes Jóvenes, que se diría están revoloteando, en torno a los mástiles en vertical con animo bien claro; al tiempo que mantienen en equilibrio esos Pendones que proclaman su origen, dan Fe de las creencias Cristianas de sus Pueblos, lo que resulta ciertamente emocionante, para quienes así pensamos.

       Tras ellos, una multitud de Vecinos acreditando el tesón de sus Pueblos, que para demostrar la alegría que les embarga y acordándose que así lo hicieran sus Antepasados tiempo atrás, portan Cruces y Faroles de los más diversos estilos artísticos, en señal proclama de la veneración que la Señora merece.

      A  su lado, los Estandartes alegóricos de la Fiesta, que en cada Comarca o Pueblo dan testimonio de las virtudes que adornan a  la Virgen a la que acompañan.

       Por último la muchedumbre, que se agolpa alrededor del Trono de la Madre que al Hijo sostiene en brazos, con el ánimo de intentar ser porteadores, aunque sea unos breves instantes en el transcurso del recorrido, de Ella.

       Bien arropada la Madre por las Autoridades, representantes de los Ayuntamientos de Valdefresno, Villaturiel y Valverde, bajo el velo del Pendón que representa al Pueblo de la Virgen del Camino, comienza esta caravana de Peregrinos su andar lento, entre vítores a la Virgen y a los Pueblos a los que compete la responsabilidad de estos actos.

       Desde un vehículo, provisto de potentes altavoces, se entonan alabanzas y rezos y se invoca protección, aludiendo a las virtudes que ensalzan a nuestra Madre y así se intenta hacer más llevadero el camino que se torna a recorrer.

       Empieza a caer el tiempo tan despacio, que medirse pudiera por pasos bien dados en ziczac, cuando la Procesión camina por entre las Naves Industriales del polígono industrial de Trobajo del Camino, que al ser sábado, sus locales debieran  hallarse desabitados y que nadie lo diría, si tal Gentío viese en sus aledaños y contemplase desde la pasarela que a medio recorrido está y desde donde las cámaras fotográficas de todo tipo, captarán con nitidez, el Paso Procesional al completo.

 

       Sobre las cinco de la tarde, el grueso de la manifestación que vitorea el traslado de Nuestra Señora hacia León, entra en el casco urbano de Trobajo, donde queda bien reflejado, el muy especial cariño y devoción que sus Vecinos la tienen, no sin antes en las pendientes del Mirador de la Cruz, seguramente al divisar la Ciudad que muy bella se contempla, a la Virgen se la escaparía una sonrisa de complacencia y daría su bendición, no solo a quienes la seguimos, sino a los muchos que en la Ciudad  viven, dedicados a sus quehaceres.

       Los habitantes del Pueblo de Trobajo se agolpan a los lados de sus casas por cientos, aplaudiendo con fervor y demostrando, con el engalanamiento de balcones y terrazas, en los que lucen mantones y alfombríos, la Fiesta que representa para ellos el paso de la Virgen por sus calles.

       Llegada la Señora a la pequeña Ermita de Santiago que se halla a mitad del Pueblo, se detiene para saludar a la Tocaya que allí habita, saliendo a  las puertas del Templo a rendirle pleitesía, al son de las notas del Himno a León, interpretado por la Banda de la Cofradía de Santa Marta, que nos va  haciendo compañía tanto a la ida como a la vuelta.

     Extraordinaria por su saber hacer, sus melodías se mezclan con los vivas a la Virgen y a León y el canto de la Salve es aplaudido por las gentes al final, con igual entusiasmo y calor.             

      Tras el respiro tomado en la Localidad de Trobajo, si así puede decirse, y nuevamente ingeridos algunos sorbos de agua que en la mochila portamos, con los músculos ya empezando a recalentarse por los pasos dados en las tres horas que ya soportamos a pie firme, retomamos la andadura, con nuevo ánimo, en dirección al paso elevado del ferrocarril, que precede en el recorrido, al próximo Barrio de Paraíso-Cantinas.

     Los cánticos siguen brotando de las resecas gargantas y las Gentes de esta zona, situadas a las márgenes de la calle del Párroco Pablo Díez, permanecen estáticas, contemplando la marcha, que se hace cada vez más lenta.

       Los Pendones, que han de sortear los continuos obstáculos del tendido eléctrico y los semáforos, van separándose progresivamente de la multitud que rodea cada vez más y más a la Virgen y que es vapuleada por las muchas Personas que desean haber tenido la suerte de portar unos segundos su Trono.  

       Desde el vehículo convertido en altavoz, más y más se intenta mantener la tensión y el ánimo alto, convirtiendo el acto en una verdadera romería de Peregrinación Mariana.

      Insignias, Faroles, Cruces y Estandartes de toda procedencia, siguen tras los Pendones en aparente desorden programado, entrando en la Ciudad a través del Crucero que poco antes divide, ya casi imaginariamente, el Ayuntamiento de S. Andrés y el de León y se acercan a la bella fachada plateresca del Parador, sorteando a norte y sur las aguas de las lindas y bien conservadas márgenes que del río Bernesga se divisan desde el puente romano, por el que los Peregrinos, que habitualmente salen camino de Santiago, hoy al contrario, acceden a la Plaza de S. Marcos. 

          Abarrotada ya de Público desde pronto, la organización se muestra insuficiente, encontrando problemas para controlar la llegada de tanto Gentío.

       Las Autoridades de León y Provincia, en pie a la orilla del puente, esperan como un ciudadano más, la llegada de la Señora Ilustre, a quién reciben con entusiasmo, acompañándola hasta los alrededores de la puerta de la Iglesia de S. Marcos, que a pocos pasos se halla.

       Recibida y en este punto acreditada tal situación, conforme al protocolo seguido para testificar su presencia, se plasman por escrito las circunstancias y competencias seguidas en estos ritos, que dan testimonio de la entrada en la Ciudad de la Bella Imagen, cesión que hacen los Ayuntamientos del Voto a la Ciudad de León, para su cuidado y veneración temporal.

       Se despoja la Virgen, del Manto que siempre la cubre y se cambia de Trono, (las Andas que por aquí se denominan) y se la viste, en los exteriores de la Iglesia de S. Marcos, con un precioso Manto, nuevo para la ocasión y de color azul celeste, en cuyo centro resplandecen los bordados, del no menos bello Escudo de León.

       Entronada en nuevas Andas, quienes de ahora en adelante la portan, son las Autoridades responsables de León, empezando por su máximo regidor y quienes en el trayecto que nos resta, con  suerte se vean beneficiados por la proximidad a la Virgen, consiguiendo quizás tocar su Manto, pues cada vez son más y más aquellos que lo intentan y más difícil por tanto el éxito de conseguirlo.

       Cronológicamente ocurrió un hecho, que para las Gentes que de Solanilla acudimos a esta peregrinación, quiero dejar constancia y así contaré, que estando en la Plaza de S. Marcos, en ese espacio de tiempo y lugar sin igual, he aquí, que se nos acercó un apuesto Señor e interesándose por nuestro Estandarte, pidió fotografiarse con él y sus acompañantes, a lo que por supuesto accedimos.                   Preguntado por el motivo de su interés, nos confesó, que no era otro que el nombre de Solanilla, que era el primer apellido de su Madre y por tanto su segundo.

                  

       Oriundo de Colombia nos explicó, que este nombre se circunscribía a su ámbito familiar y por tanto eran unas escasas Personas a quienes correspondía llevar tal Apellido, de ahí su interés al conocer ¡quién sabe si el origen de sus Mayores!.             

      Impartiendo unos cursos en la Universidad de León, hace dos años se acercó a Solanilla para conocerlo y nos aseguró, que próximamente esperaba el regreso de su Esposa del otro lado del mar y juntos deseaban hacer una nueva visita al Pueblo, por lo que los allí presentes, les exhortamos a ello y que su presencia sería por supuesto de bienvenida.

       Entre foto y foto, charla y charla, en este lapsos, se va recomponiendo la comitiva de nuevo, en el mismo orden antes mencionado, cuando las siete de la tarde ya hacen ensombrecer la calzada de la Avenida de la Condesa de Sagasta y los porteadores de los Pendones e Insignias, emprenden la marcha junto a la gran multitud, con dirección a la Plaza de Guzmán el Bueno, que entronca luego con la c/ de Ordoño II casi al completo sus Gentes, con una lentitud agotadora y en medio de otros más que nos contemplan.   

      Da tiempo por tanto, al saludo de algún amigo o conocido que se encuentra al paso y estas pequeñas charlas ayudan a sobrellevar el  cansancio que va haciendo algún estrago, en los cuerpos que el sol ha calentado bien durante la larga tarde.

      Mas, como el ánimo no falta, todo se supera y nos consta que los vehículos de auxilio que se dispusieron como prevención en el recorrido, no fueron necesarios, a lo que seguramente ayudó esa Madre del Camino, muy contenta en el día de hoy, porque sus hijos, en visita la llevan a su morada de la Catedral de León, ya distante a pocos metros.

Cantando y rezando, lentamente procesionada como digo y ya escondidos los rayos del Sol, los Peregrinos nos vamos acercando a la Plaza de Santo Domingo y a la calle Ancha, donde el Cabildo Catedralicio en pleno, espera con júbilo en sus semblantes, la Bella Imagen que en breve habrán de tomar a hombros y trasladarla, desde donde se hallan anhelantes al pie de la Torre de S. Marcelo,  hasta la Santa Iglesia Catedral.

        Los Pendones, yacen desde hace largos minutos, recostados sobre las paredes del Palacio de los Guzmanes, pues sus andares son más rápidos que los del resto de acompañantes y mientras sus porteadores descansan, Ellos permanecen en reposo, en espera del correspondiente cambio de Autoridades, que será también conforme al protocolo, tal y como vengo diciendo que está escrito.

Precisamente aquí, es desde donde los participantes en la comitiva, tomando este punto de la Plaza dedicada al Patrón de la Ciudad, S. Marcelo, acometen en un impulso final, el recorrido del escaso tramo que resta hasta la Catedral. 

     Son ya pasadas las diez de la noche y la Plaza de la Catedral, destella con los más bellos reflejos de los Faroles que la iluminan, mezclándose con los flax interminables de fotógrafos y cámaras de televisión, profesionales y aficionados, cuando los organizadores deben redoblar sus esfuerzos para ordenar la marcha, de quienes hemos hecho el recorrido y de quienes esperan.

       Nos colocamos al pie del Pórtico principal de la Pulcra Leonina con nuestros Faroles, ya extinta la llama de sus velas por el tiempo transcurrido y con nuestro flamante Estandarte y al lado del Ilmo. Sr. Obispo D. Julián y Sacerdotes que le acompañan, estamos a punto para la llegada inminente de la Virgen, que será cuando más cerca la hayamos tenido durante el recorrido.

       La entrada a la Santa Catedral, constituye una visión fantástica, los Pendones entrelazando sus vértices de seda, formando una gruta de crestas verdi-rojas, blancas y cremas, los focos de luz en todo su esplendor, la Banda mencionada haciendo sonar sus vientos, los vivas a la Virgen, los vítores y aplausos, reviven los más sublimes sentimientos de los miles de Peregrinos que abarrotan los alrededores.

       Después de la entrada en apoteosis, a hombros la Virgen en actitud caminante y al pie de la puerta principal de la Catedral, todos en silencio, se hacen oír las palabras del Ilmo. Sr. Obispo de León, D. Julián, en las que loa las dedicaciones de Nuestra Madre y las innumerables advocaciones por las que, a lo largo y ancho de nuestra Provincia, se la conocen.

       Los aplausos al término de la alocución se hacen ensordecedores, amplificados por el entorno de la Plaza de Regla y el caminar del Paso que soporta la Imagen de la Madre Dolorosa, casi imperceptiblemente se va deslizando por el interior del recinto, tras el forjado de las vallas Catedralicias hasta el interior del Templo, mostrándonos a todos el final de la peregrinación, ya al filo de las once de la noche.

 

Al lado de la Virgen y en los brazos junto a su Hijo Jesús, quedan depositadas las plegarias de sus otros hijos, que en el recorrido de cerca de ocho horas le hemos dirigido, cada cual pidiéndole aquello que desea o preocupa, lo que le duele o anhela, sabiendo que en el Corazón de la Virgen caben todas nuestras preocupaciones.

       Nos esperan los autocares, que los Aytos. han dispuesto para nuestro servicio, cuando a una hora, ya próxima al vencer el día, nos trasladan a nuestras casas, contentos y agradecidos de la tarde transcurrida.

       ¡Ha sido un magnífico día!

       Esta semana venidera, la Virgen del Camino nos consta, como no podía ser de otra forma, recibe la visita de multitud de fieles, en su casa de la Catedral, entre esas Personas y Entidades, queremos dejar constancia de la ofrenda, que nuestro equipo de León de balón mano “Ademar” hizo, de su recientísimo título conquistado en la “Recopa de Europa”.

       Entre recuerdos y comentarios, la semana pasa sin darnos cuenta y ya estamos a catorce de Mayo, qué casualidad, que casi coincide con la Aparición de la Virgen a los pastores de Coba de Iría el anterior día trece y debemos ponernos nuevamente en camino.

       Amanece bastante bueno en lo meterológico, pero a medida que las horas avanzan, regresan las nubes, que en estos días pasados nos han dejado alguna muy necesaria lluvia, pero todos estamos convencidos que la Virgen si nos conviene, detendrá toda gota de agua, hasta que el regreso a su entrada triunfal, atisbe el Santuario construido en su honor, de los que de nuevo la vamos a acompañar.

       Como el pasado sábado, este catorce de mayo que lo es, nos recoge un autobús y haciendo el mismo recorrido que hace siete días, nuestro destino en esta ocasión, está en León y en la Plaza de Guzmán el Bueno y a eso de las cuatro de la tarde,  junto con nuestras Insignias y conforme a lo ordenado por nuestro Ayuntamiento, nos dirigimos hacia la Plaza de S. Marcos, desde donde emprenderemos la marcha, en cuanto hayamos recogido a nuestra Madre.

       La Virgen tiene prevista su salida de la Santa Catedral a las tres y media de la tarde, si bien serán  ya las cuatro, cuando asome por sus puertas su séquito, según nos confirman quienes allí asisten a su salida,  entre la gran multitud.

       Como a la llegada a León, en esta ocasión, a la Virgen le toca bendecir a los Leoneses en su adiós por largos años, pues no habrá de volver a la Ciudad hasta el dos mil treinta.

      Por tanto, dentro de veinticinco años, Ella estará aquí de nuevo, nosotros tal vez no, pero habremos sido unos eslabones más en esta historia, que así se han escrito los capítulos de esta veneración, al menos durante el siglo pasado.

La peregrinación, desde la salida de la Catedral, se hace lenta como la semana anterior en sentido inverso, la preceden esos sacrificados Porteadores, a quienes corresponde el traslado de los Pendones, luego algunos representantes de los Pueblos con sus Insignias y Estandartes, quienes han preferido empezar el recorrido desde aquí, si bien el grueso de la comitiva nos sumaremos en S. Marcos, como antes dije.

 Tras ellos, la Virgen bien compartida y al son de la Banda de Santa Marta, que la sacó de la Catedral y la acompañará hasta el final del camino, haciendo que en varios momentos del recorrido, baile desde su trono con presteza, como si el peso de su Hijo en brazos no la obligara.

       La verdad, que el baile de la Virgen, es una gentileza de la Madre para con los Peregrinos, repetida en múltiples ocasiones a lo largo de los dos días de júbilo, en varias partes del recorrido.

       En S. Marcelo la despiden los Eclesiásticos y en S. Marcos las Autoridades Políticas, a partir de aquí, nuevamente desposeída de sus atuendos de gala, vestida y entronada con lo habitual, Manto negro bajo Tronío de plata, emprende viaje a su Santuario, arropada por las Autoridades de los Aytos. del Voto, habiendo dejado constancia en estos dos intercambios, de manera fehaciente y por escrito como mandan las ordenanzas, del paso de la Santa Madre.                        

      ¡Ya es nuestra! algunos gritaron, cuando de regreso, la tomaron a hombros destino a su Santuario, en la Plaza de S. Marcos.  

 Una multitud inmensa sale de la esta Plaza, entre vivas a la Virgen y en esta ocasión, a través de la megafonía, quienes exhortan a la oración del Santo Rosario y los cánticos alusivos al evento, son dos Sacerdotes bien conocidos: D. Teodomiro y D. Manuel Glez. Andrés, director este último, de los servicios religiosos de la cadena COPE en León, que es sin duda un gran comunicador.     

       La tarde se va cargando de nubes, pero con esto en contra, a medida que la marcha en dirección a Astorga da pasos por el Crucero, se van sumando nuevas Personas que no parece importarles las amenazas de lluvia y así avanzamos hacia Trobajo del Camino en medio de no pocos que se asoman por sus balcones, quizás por curiosidad o tal vez por devoción, mientras, los cánticos suceden a los aplausos y los vivas a la Virgen a los de León y a nuestra España, que sin duda D. Manuel, no ha querido dejar de mencionarla en este día, en que algunos parecen avergonzarse de pertenecer a Ella.

       La llegada  a Trobajo y a los alrededores de la Ermita de Santiago se hace imposible, los Organizadores con atuendo diferenciado para su cometido y también para su reconocimiento, tratan en vano de restablecer el orden, ayudados de un apropiado cordón Policial, tal es el Gentío que en piña escucha el Himno a León y el canto de la Salve, explosionando en un vibrante aplauso al finalizar el canto, que juntos hemos entonado al par de las notas de la Banda de Santa Marta, fundiéndose entre los Vítores de uno y otro lado.

       Como será evidente de ahora en adelante, cantidad importante de este público, se sumará al recorrido hasta la Virgen del Camino en un grupo homogéneo. 

        El aspecto de la Peregrinación a partir de aquí se hace impresionante, muy superior al del pasado sábado, deja palmario el atractivo de esta Fiesta y el cariño que Nuestra Madre del Camino tiene, entre los fieles de Trobajo y las muchas Comarcas Leonesas, que se han dado cita aquí.

D. Manuel y D. Teodomiro dan buena cuenta de sus dotes de comunicación e incansables alientan con todo tipo de comentarios y cánticos, no solo exclusivamente religiosos, sino también informativos que a la ocasión vienen, y así ayudan a sobrellevar la carga de la caminata a todos, los más de toda edad, que van solos con sus Vecinos de recorrido o amistades del momento, los jóvenes zigzagueantes, que deben sortear los cables y semáforos con sus pesados Pendones, que como a la ida en la vuelta se hallan, luchando también contra el viento, que en esta tarde del catorce de mayo arrecia.

       Entre tanto, a quienes así lo dispusieran, da tiempo a sacar de las bolsas de viaje, las cámaras de fotos, los videos y cuantos instrumentos de grabado uno disponga y de esta manera también yo como aficionado, intento dejar unos recuerdos para el mañana y entre las muchas fotos que tomo, quedan reflejadas una docena de Cruces Procesionales, cada una de Ellas con sus muchos años de acompañamientos a la Virgen de su Tierra y al Santísimo, a vivos y a difuntos, en festejos y en rogativas.  

       Sus historias seguramente bien merecían ser contadas junto con las de sus Pueblos de pertenencia, pero yo no soy quién para esa obra, ni es este el momento.

       Con los nubarrones amenazando, más negros por la hora y cubierto ya el sol en su totalidad, la tarde ha caído de prisa y la temperatura se ha hecho fría para la época, aunque ha beneficiado para soportar mejor el cansancio, pues la pesadez y las pausas de la Procesión aumentan, a medida que lentamente avanza y a la par que más Gentes se suman al interés de llevar a hombros, cuanto menos sea unos metros, la Imagen de la Virgen, siguiendo el recorrido de la cuerda que la rodea y que como comenté, esta ocasión no volverá a ser vivida  posiblemente para muchos de nosotros.

       A la entrada del Pueblo de la Virgen del Camino, se suman sin duda nuevos fieles y sin temor a equivocarme pienso que la multitud es ciertamente impresionante para la época de incredulidad que nos embarga y que además, está soportando el frío intenso de esta larga pero emocionante tarde.

 

     Y así son los comentarios de los más, cuando también parecen sumarse a la Fiesta las primeras gotas de agua, que sin duda no quieren perderse la entrada triunfal de la Madre y cotillas ellas, pero comedidas sin duda, pues lo mismo que llegaron se van, asisten eso sí, a la postrer firma que el protocolo de esta peregrinación exige y por el que los Ayuntamientos del Voto de regreso, entregan a los Padres Dominicos, esa Joya que es nuestra Madre la Virgen del Camino para su custodia, estando ya al borde de su Recinto Sagrado, cuidados que han tenido sin duda y tendrán de generación en generación.

Bajo las sedas Pendoniles, sonando acompasados  los bien afinados instrumentos de la Banda de Santa Marta, con la ayuda de esas picoteras gotas de agua, que fuertes golpean cuanto hallan, impulsadas por el viento frío y silbón, con los aplausos y vítores de los presentes, que resuenan por lo alto, en la explanada que al Santuario precede y a hombros de los Frailes que a pasos atropellados la portan, es conducida la Virgen hacia el interior y triunfal entra en la Iglesia del Camino, cuando ya es la noche cerrada y pasadas las diez y media.

       ¡Buenas noches Madre!  quienes vivimos en la Sobarriba, Villaturiel o Valverde, debemos tomar junto con las Insignias, Pendones, Faroles y Estandartes, de nuevo el autobús que próximo nos espera y regresar, satisfechos de lo hecho en tu honor, cada cual a su Pueblo, nosotros a Solanilla.

                              

                                                      

                                               J. A. Llamazares

 

         En agradecimiento a todos, los que de una manera u otra, participaron en la Procesión organizada en honor de la Virgen del Camino, en el quinientos centenario de su Aparición y el setenta y cinco aniversario de su Coronación.      A los Ayuntamientos del Voto: (Valdefresno, Villaturiel y Valverde), al Ayuntamiento de León y a los cientos de Personas de toda clase y condición.

 

                                      El Pueblo de Solanilla de la Sobarriba.